El cronista | Walter Brown
«En un intento por anclar expectativas, el presidente Javier Milei se encargó de remarcar que la hoja de ruta diseñada para la economía tiene como eje principal reducir la inflación mediante la eliminación de la emisión monetaria, el mantenimiento del superávit fiscal y el freno al incremento de la deuda.
Y que, en ese camino, que hoy tiene al Indice de Precios al Consumidor moviéndose al 4% mensual desde el 25,5% que registró en su primer mes de gestión, la modificación del régimen cambiario no tiene cabida. Ni siquiera el levantamiento del cepo, recorrido para el cual la Argentina transita a dos velocidades distintas.
La más rápida de ellas es la que muestra a los dólares financieros en baja, escenario celebrado por un Gobierno que espera cerrar la brecha con el oficial de arriba hacia abajo, al mantener el ritmo de devaluación al 2% mensual, de manera que una futura unificación no fuerce a un salto cambiario que alimente la inflación. En ese sentido, el mercado ya proyecta una «convertibilidad» de Milei en la que del modelo original del u$s 1 a $ 1 se pasaría al nuevo de u$s 1 a $ 1100, según el valor al que se negocia hoy el dólar futuro para fin de año.
Pero por sobre esa realidad, se impone la marcha lenta que registra la acumulación de reservas en el Banco Central, lo cual mantiene abierto el signo de interrogación sobre los tiempos en que las restricciones se levantarán, el riesgo país bajará y los dólares de los inversores llegarán al país.
La apuesta del Gobierno se centra hoy en el resultado del blanqueo y, como señaló el Presidente, el interés que despierte el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones, cuya reglamentación se presentará este viernes. Pero si bien el apetito de las empresas por el sector energético y minero argentino es fuerte más allá de la existencia del cepo, se trata de inversiones que se desarrollan en un largo período, por lo que la posibilidad de engrosar las arcas del BCRA en lo inmediato pasa, principalmente, por la exteriorización de capitales.
Ante esta realidad, Milei planteó que aún con cepo cambiario la economía puede rebotar, por la recuperación del salario y jubilaciones que se empiezan a mover levemente por sobre la inflación (subieron 6,2% en junio contra el 4,6% que registró el IPC) y la recomposición de stocks por parte de las empresas. Y también crecer, si el sector privado utiliza los ahorros para financiar la inversión.